Se incrementan las presiones sobre la CE para que adopte directivas sobre política energética de apoyo a la industria.
La caída del precio del gas en Estados Unidos se refleja en la reducción del reemplazo de reservas.
Directivos de industrias intensivas en energía como la siderurgia, la química y el aluminio están aumentando su presión sobre la Comisión Europea (CE) para que adopte decisiones políticas en torno a la explotación de reservas mediante la tecnología de la fractura hidráulica. La última voz en sumarse a esta exigencia fue la del consejero delegado del grupo austriaco del sector del gas y petróleo OVM, Gerhard Roiss. Este pidió a la CE que tomara una decisión clara de apoyo al uso de la fractura hidráulica. Hace poco más de una semana el grupo noruego Statoil advirtió sobre la posibilidad de retirarse de las inversiones para la explotación de hidrocarburos en el Mar del Norte.
La petrolera estatal noruega tiene proyectado invertir más de 1.000 millones de euros en mejorar sus infraestructuras en la región. Sin embargo ha dicho que si Europa no demuestra un apoyo decidido al gas volcará sus esfuerzos financieros en sus proyectos de Azerbaiyán. El portavoz de Statoil sin embargo no se refirió de forma directa a las tecnología del fracking, algo que si ha hecho ahora Roiss. Los países europeos son reticentes a apoyar esta tecnología, en gran medida porque la opinión pública se ha mostrado muy adversa a ella. Hay países como Francia que la han vetado de forma definitiva.
Desde finales del pasado año varias grandes industrias europeas han expresado su creciente preocupación por la pérdida de competitividad de la industria de la CE por la caída de los precios del gas en Estados Unidos. El millón de BTU de gas en ese país marcó un precio promedio en
2012 de 2,80 dólares, mientras que en Europa no baja de los 6 dólares por millón de BTU. Este diferencial ha hecho mucho más competitiva a la industria estadounidense. Siemens, también ha expresado sus preocupaciones, al igual que la siderurgia austriaca Voestalpine. En noviembre pasado dos asociaciones que se encargan del lobby de las industrias intensivas en energía, CEEMET y Orgalime difundieron estudios sobre la pérdida de competitividad del sector de la ingeniería, el metal y otras industrias del sector por el encarecimiento de la energía.
En España, las asociaciones de industrias que utilizan la cogeneración y el gas natural como combustible criticaron duramente al Gobierno español por su política energética que ha agudizado la pérdida de rentabilidad de sus centrales abocándolas a las pérdidas y al encarecimiento de su producción. Uno de los sectores más perjudicados por el encarecimiento de la energía en España es el de la cerámica. Pero afecta de forma generalizada a todos, incluidas industrias basadas en tecnología punta que tienen infraestructuras de fundición.
En respuesta a esta escalada de presiones el Comisario Europeo para la Energía, Günther Oetinger, afirmó que su comisaría estaba desarrollando una serie de recomendaciones genéricas referidas al medio ambiente y la tecnología y seguridad del fracking pero que la CE no podía emitir una posición vinculante acerca de este punto ya que la decisión sobre la explotación de reservas es una decisión soberana de cada país miembro.
Roiss explicó el punto de vista de las empresas del sector puntualizando que ante un clima en la opinión pública tan adverso, sin el respaldo de la CE era virtualmente imposible que un Gobierno diera luz verde a la aplicación de la técnica del fracking en Europa. El gran problema de fondo para el sector europeo de la energía es en este momento el precio del gas. La CE ha volcado toda su artillería en favor de las energías renovables, cuyo alto coste lleva a la necesidad de una estructura de subsidios. Sin embargo esta estructura de subsidios no es eficaz a la hora de equiparar la productividad europea con la de Estados Unidos (EEUU) a causa de la fuerte reducción de precios en ese país. La caída del precio de la BTU producida en EEUU ha generado una ola de inversiones allí en la región de mayor producción de gas. Pero al mismo tiempo ha llevado a que la tasa de sustitución de reservas por parte de las grandes petroleras caiga de forma sensible. La Securities and Exchange Commission (SEC, regulador estadounidense de la bolsa) exige que las reservas sean expresadas en valor monetario al precio promedio.
Esto ha llevado a que la tasa de sustitución de reservas, que se considera significativamente deficitaria cuando cae por debajo del 100%, muestre signos de debilidad en las grandes petroleras. Solo Exxon Mobil y Chevron muestran una tasa superior al 100% con 115 la primera y 112 la segunda. Total está en 93, BP en 77 y Shell en 44. El factor decisivo para esta baja tasa de sustitución es el efecto monetario de la caídas del precio de la BTU estadounidense que obliga a reducir sensiblemente las reservas que estas empresas tienen en EEUU. “Desde luego que hay muchos otros factores que pesan en estas cifras, pero no se puede desdeñar el peso de los precios estadounidenses•”, afirma un analista del sector. En España, sin necesidad de hablar de fracking, hay un bloqueo de muchas de las prospecciones off-shore por consideraciones medio ambientales. Las presiones de la petroleras y las industrias que tienen sus infraestructuras basadas en el gas comienzan a chocar de forma creciente con las políticas de la CE y de los gobiernos de Europa.
Un caso significativo ha sido el de España con el conflicto sobre el déficit de tarifa que de acuerdo con las empresas tradicionales del sector de la generación eléctrica está alimentado por la escala de subsidios a tecnologías de generación que no están maduras, son ineficientes, y cuyo sostenimiento debe ser asumido de forma indirecta por las eléctricas convencionales lo que incrementa sus costes de forma arbitraria.
www.icnr.es 11-03-2013
Carlos Schwartz.