El desmantelamiento de la industria petrolera del Mar del Norte se acelera por la caída de los precios.
Carlos Schwartz 09/01/17
Reino Unido pierde recaudación y en 2016 los reintegros fiscales superaron a los ingresos de la cuenca.
Las petroleras que explotan los recursos del Mar del Norte han acelerado sus planes para el desmantelamiento de las infraestructuras productivas en esa región que ha supuesto desde hace 40 años una bomba de dinero para la Hacienda pública británica. Las empresas enfrentan un dilema. Una vez que un pozo se desmantela volver a ponerlo en marcha implica costes inabordables. Pero a los precios actuales del crudo la producción en el Mar del Norte no es rentable. Esta cuenca petrolera tiene los costes de producción más caros del mundo. “Quedarse esperando a que los precios compensen la producción puede suponer pérdidas muy grandes”, señala una fuente de una empresa de servicios petroleros. Son precisamente las empresas auxiliares de la producción petrolera las que ven asegurado su futuro por el desmantelamiento de los pozos. Tendrán muchos años de trabajo. El acelerón en el desmantelamiento tendrá otra consecuencia pero no para la industria, sino para la recaudación fiscal de Reino Unido. Cuando se inició la explotación de crudo en la región la Hacienda británica diseño un modelo fiscal que aseguraba a las petroleras reintegros para el desmantelamiento de los pozos improductivos como forma de evitar que los costes medioambientales una vez que se acabara la producción frenaran la inversión.
De tal suerte que las petroleras que operan en el Mar del Norte tienen derecho a reintegros sobre su contribución fiscal acumulada para hacer frente a los costes de desmantelamiento de las infraestructuras productivas. El cálculo de la industria del sector en esta región para el coste de sellar, desmontar, y asegurar un pozo es del orden de los 10 millones de libras esterlinas. Mientras tanto en 2016, en parte por la caída de los precios del crudo, los reintegros fiscales superaron a la recaudación fiscal por producción de petróleo por primera vez en los 40 años de historia de la cuenca.
La aceleración de los planes de desmantelamiento de las plataformas han elevado la previsión de los costes que implica la operación. De acuerdo con los cálculos más recientes la operación puede tener un coste de entre 30.000 y 60.000 millones de libras. La asociación empresarial que agrupa a las productoras del Mar del Norte, Oil and Gas UK, tiene una estimación de los costes de desmantelamiento de 80 plataformas para los próximos 10 años de 17.000 millones de libras. Pero la poca disposición de las petroleras a seguir sufriendo pérdidas a la espera de una recuperación significativa de los precios pone en duda ese pronóstico. La Hacienda británica también tenía una cifra que se ha quedado corta.
En su momento consideró que los reintegros fiscales le supondrían una pérdida del orden de los 17.000 millones de libras. La cifra actualizada de acuerdo con la industria es de 24.000 millones de libras en reintegros para el sector empresarial. En un principio ese será el coste fiscal por el desmantelamiento de 470 plataformas, 5.000 pozos, 10.000 kilómetros de oleoductos, y 40.000 bloques de hormigón de ahora hasta el 2050. Si la industria tuviera garantías de una recuperación significativa de los precios en el corto plazo, seguramente que la sangría sería menor. Pero el problema es la relación entre precios de mercado y costes de producción. El desmantelamiento de pozos e infraestructuras productivas es habitual en zonas petroleras maduras como el Golfo de México, pero no existen antecedentes de un proceso de la magnitud y la celeridad del que se ha iniciado en el Mar del Norte. Esta operación no solo supone un revés para la Hacienda británica sino que cuestiona todos los supuestos de financiación de una hipotética independencia de Escocia.
Lo cierto es que el futuro de la recaudación fiscal por la producción de crudo en el Mar del Norte dependerá de diversos factores. El primero es el precio del barril de crudo, y a partir de ese factor las cuentas se modifican considerablemente según el comportamiento del mercado. Desde que la producción de crudo se inició en la región en 1967 se extrajeron de ella 43.000 millones de barriles equivalentes de petróleo.
De acuerdo con Oil & Gas UK todavía hay reservas de entre 10.000 y 20.000 millones de barriles. El problema es que invertir en la explotación de esas reservas sólo tiene sentido si los precios compensan los costes. Royal Dutch Shell tiene previsto desmantelar su plataforma Delta Brent, que dio al crudo de referencia del Mar del Norte su nombre.
La operación supone levantar la parte superior de la plataforma separándola de sus pilares para llevar a tierra desde 115 millas marinas al noreste de las Islas Shetland esa impresionante masa de acero. Si se tiene en cuenta que las olas de 4 metros son habituales en esas latitudes se puede inferir el coste de operar el catamarán grúa Pioneering Spirit para esa aventura. Shell sigue haciendo consultas sobre ese desmantelamiento. Por su parte la Hacienda se ha reunido con Oil & Gas y las empresas del sector con el objetivo de abaratar los costes de un proceso sin precedentes. “El Mar del Norte en términos de industria petrolera es un proyecto crepuscular.
Es cierto que hay empresas que operan allí y han logrado una significativa reducción de costes. Pero esa región es más cara que la explotación del crudo no convencional y lo único que puede variar las previsiones es un incremento muy significativo de los precios”, de acuerdo con la opinión de una fuente de una empresa de servicios petroleros en Aberdeen, la ciudad escocesa que es el corazón de la industria petrolera del Mar del Norte. En 2016 la industria petrolera off-shore de Reino Unido ha cerrado más pozos que los que ha perforado por primera vez en su ya larga historia. Esto supone que la producción, que alcanzó su máximo histórico con 4,5 millones de barriles diarios hace 16 años, este año se detendrá en más campos que los que la inician.