El quebranto de las petroleras amenaza el negocio de los oleoductos
Carlos Schwartz
Los propietarios del mid stream intentan preservar en la justicia los contratos con los productores
Las petroleras que entran en concurso de acreedores en Estados Unidos intentan cancelar en los juzgados los contratos de largo plazo con los operadores de oleoductos, gasoductos y transporte por ferrocarril. “Es una carga significativa porque las tarifas de los contratos que fueron fijadas antes de la caída de los precios del crudo son altas en comparación con las que se negocian ahora, tiene toda la lógica que las empresas en crisis intenten reducir esa carga financiera”, afirmó a ICNreport una fuente del mercado del crudo. El fenómeno se extiende en Estados Unidos porque es en ese país en el cual la gran masa de empresas de productores independientes de petróleo, que han sido el corazón de la explotación de crudo y gas no convencional, sufren las peores consecuencias de la crisis del sector. El año pasado presentaron concurso de acreedores 48 empresas dedicadas a la exploración de petróleo y gas y se espera que este año lo haga otro medio centenar por lo menos. Esta semana el sector pasa por una prueba de fuego porque los proveedores de los servicios de transporte de crudo de Quicksilver Energy se presentarán ante un juzgado mercantil de Delaware donde está radicado su concurso con el objetivo de impedir la resolución de sus contratos. La decisión judicial va a sentar un precedente que puede ser decisivo para otros operadores.
La proyección del asunto está dada por su efecto sobre los mecanismos de financiación de las redes de oleoductos y gasoductos. El desarrollo de estas infraestructuras y su explotación en Estados Unidos se ampara en una figura jurídica de sociedad cotizada, lo que le da gran liquidez, entre el operador y propietario del sistema y sus financiadores. La sociedad denominada master limited partnership para disfrutar de exenciones fiscales debe establecerse para la explotación de recursos naturales. Con la caída de los tipos de interés la inversión en este tipo de sociedades se extendió de forma considerable porque producía un flujo de caja permanente sobre la base de los contratos con las petroleras.
Ahora el negocio se ve amenazado de un lado por la crisis de las petroleras, del otro por la caída de los ingresos con cada renovación de contrato. Esta semana las tarifas del oleoducto Cushing Marketlink, una arteria central del sistema petrolero estadounidense, cayeron un 10% nuevamente fijando un precio por barril de 2,50 dólares.
Pero estas tarifas ocultan que los transportistas están ofreciendo espacio en el mismo oleoducto a 0,50 dólares por barril. La caída de las tarifas es un reflejo de las tensiones financieras por las que atraviesa un negocio que hasta hace poco consistía en unos ingresos fijos por peaje que tenían un gran atractivo para los inversores.
Mientras tanto en Estados Unidos y Europa la venta de activos mid stream, incluidos los oleoductos y las infraestructuras de almacenamiento, ha crecido de forma sistemática en los últimos dos años.
Durante los anteriores periodos de baja de los precios del crudo las compañías petroleras destinaban sus recursos a la consolidación dentro del sector con las fusiones y adquisiciones. La crisis de precios actual se ha caracterizado por la venta de activos por parte de las petroleras para obtener recursos financieros en medio de la brutal caída de ingresos del sector. Estas no consideran un sector estratégico el mid stream y se han dedicado a vender sus infraestructuras como forma de hacer caja.
El año pasado BP, BG Group, y Total por ejemplo se dedicaron a vender este tipo de activos. En Canadá y Estados Unidos el pico de las ventas fue en el 2014, y ahora los nuevos propietarios pueden ver retrasada la amortización de sus inversiones y tener problemas de ingresos. Marketlink, que tuvo un coste de 2.300 millones de dólares es propiedad de la canadiense TransCanada y une centros neurálgicos entre Cushing y la costa de Texas, va a tener problemas de rentabilidad. El oleoducto tiene una capacidad ociosa del 40% según los operadores del mercado y ya advirtió que la renovación de contratos supondrá ingresos por debajo de las previsiones. Por lo tanto el negocio del peaje de los combustibles se presenta menos seguro que en el pasado reciente. En un negocio de muy largo plazo como el de las infraestructuras un flujo estable de ingresos previsibles es la base de cálculo para la recuperación de las inversiones y de su rentabilidad. Las condiciones del mercado han modificado todos los parámetros.
Esta situación de mercado ha llevado a que la cotización de las empresas propietarias de infraestructuras petroleras haya caído de forma significativa devaluando el precio de sus activos en líneas con esta situación. La caída del precio de las infraestructuras ha hecho que, a pesar del menor volumen de tráfico por las tuberías, el rendimiento financiero de esas inversiones sea muy superior al de la renta fija que hay en el mercado. “Esta es la explicación de que haya demanda por esas infraestructuras a pesar de una reducción del tráfico y a la caída del precio del crudo.
La cuestión es si esa situación se va a sostener porque si suben lo tipos de interés la inversión dejará de tener atractivo”, señaló una de las fuentes del mercado consultadas. Esto explica que los fondos de inversión y las empresas que invierten en capital privado se hayan colocado en las listas de espera para la venta de este tipo de activos, con la expectativa además de que en el medio plazo el precio de esas infraestructuras suba. BP vendió el año pasado su terminal de almacenamiento de crudo en el puerto de Rotterdam y tiene en venta su terminal petrolera allí que es proveedora de gasóleo y gasolina a las gasolineras de la región.
BG por su parte vendió también en 2015 su red de gasoductos en Australia que une campos de gas con una terminal portuaria en 4.600 millones de dólares. La fiebre vendedora no se ha limitado al petróleo, National Grid que opera la red de energía eléctrica y de gas en Reino Unido, tiene en venta una participación en su red de distribución de gas valorada en 11.000 millones de libras.
icnr.es