Los productores de gas y petróleo no convencional sufren un aumento exponencial de su deuda.
www.icnr.es 03-06-2014
Carlos Schwartz
Los costes del fracking amenzan los sueños de independencia energética estadounidense mientras crece la burbuja.
Marathon Oil anunció la venta de sus activos en la plataforma marítima de Noruega a Det Norske Oljeselskap por 2.700 millones de dólares en efectivo, pese a las informaciones que daban por seguro que la adquisición la haría Repsol. La venta de activos por la petrolera estadounidense tiene dos objetivos: un programa de adquisición de títulos propios para mejorar el dividendo de los accionistas y hacer caja para aumentar la inversión de capital en lo que ha definido como su mercado estratégico: Estados Unidos. No es sólo esta petrolera la que ha escalado su inversión en el mercado doméstico vendiendo activos en el resto del mundo. La fiebre del petróleo no convencional y el sueño de la independencia energética estadounidense empuja a las empresas del sector a inversiones desmedidas. Pero si uno se detiene a analizar un poco este proceso lo que se hace evidente es que se trata de una verdadera carrera por explotar unos recursos finitos que hacen que el negocio se parezca más a un “coge el dinero y corre” que a planes de inversión con futuro. Esta política mientras amenaza con estrangular a las empresas dedicadas a la explotación de esos recursos de difícil extracción.
De acuerdo con los datos difundidos por la Agencia Internacional de la Energía los productores independientes de crudo y gas en Estados Unidos gastan 1,50 dólares en perforaciones por cada dólar que sacan de la venta de crudo o gas. Dicho de otra manera tienen pérdidas equivalentes al 50% de lo que venden. Un ejemplo de esta situación es Sánchez Energy.
Los planes de inversión de la empresa en sus áreas de Eagle Ford, Texas, para este año son de 600 millones de dólares, el doble que el beneficio esperado en 2013. La desaforada actividad en el sur de Texas y Dakota del Norte han elevado la producción de crudo estadounidense a un récord de los últimos 26 años. De acuerdo con las cifras difundidas por Sánchez Energy la empresa ha multiplicado por cuatro los ingresos por venta de crudo, y por 9 sus ventas de gas y gases líquidos del petróleo. Pero, por supuesto ha multiplicado sus gastos operativos por 4,5. Le sigue quedando un margen razonable, pero con él debe hacer frente a los costes de la nueva inversión y a la carga de la deuda. La empresa informó en febrero que su pozo Sante North H1 había bombeado cinco veces más agua que crudo. Revisó más tarde la información y dijo que había cerrado transitoriamente el pozo hasta rehabilitar perforaciones bloqueadas que dificultaban sus operaciones.
De acuerdo con un análisis de 61 operadores en el sector de petróleo y gas no convencional en Estados Unidos hecho por Bloomberg la deuda de las empresas se ha duplicado en cuatro años mientras que la producción ha aumentado en un 5,6%. Empresas independientes del sector tienen una carga financiera equivalente al 10% de sus ingresos mientras que las grandes empresas del sector destinan al servicio de la deuda menos del 1% de sus ventas. De acuerdo con los analistas del sector el grupo de empresas que sufren de estrés financiero crece de forma sostenida. Un reflejo de esta situación es la salida de algunos inversores, como el caso de Loews Corp que ha decidido vender sus operaciones no convencionales desarrolladas por Highmount Exploration and Production tras perder 20 millones de dólares en el primer trimestre de este año, y haber sufrido pérdidas en 2012 y 2013. La empresa había iniciado su actividad en el gas, pero la caída de los precios de ese producto los llevó a concentrarse en el crudo, sin que por ello lograran alcanzar un punto de equilibrio.
Uno de los problemas que enfrenta la industria en gas y petróleo no convencional es la rápida caída en la producción de los pozos. De acuerdo con la AIE en Dakota del Norte sería necesario aumentar en 2.500 los pozos anuales para mantener el ritmo de producción de 1 millón de barriles diarios en la región de Bakken. El caso es que para obtener una producción similar Irak no necesita más de 60 pozos en actividad. Esto da una idea de la dimensión de los costes que supone la explotación de estos combustibles desde suelos que hay que someter a fractura hidráulica para extraer de ellos el gas y el crudo atrapado en las rocas y las arenas. El procedimiento que es muy costoso ha resultado exitoso en zonas como Bakken pero de acuerdo con los expertos no se pueden hacer extrapolaciones basadas sobre el rendimiento de estas zonas especialmente productivas porque hay otras que no se pueden explotar por limitaciones técnicas que tienen que ver, por ejemplo, con la calidad de la roca que se debe perforar. A esto se debe sumar que la producción de un pozo no convencional se agota muy rápido, en el primer año la producción cae entre un 60% y un 70% de media.
Hasta ahora no ha habido una crisis seria en el sector de los productores independientes, pero el ritmo de crecimiento de su deuda y el hecho de que no pueden dejar de aumentarla para sostener el nivel de producción ha llevado a varios analistas del sector a advertir que es inevitable una sacudida entre los productores de combustibles no convencionales. De acuerdo con las cifras de los analistas del sector una caída de los precios del crudo por debajo de los 85 dólares por barril haría daño a las petroleras con mayores costes o pozos con menos rendimiento. Para los que tienen dominios en las zonas más productivas la barrera está en los 65 dólares por barril, un precio que da un buen margen de seguridad si se lo compara con los actuales precios de mercado. El otro aspecto del problema es la duración de las reservas de combustibles no convencionales. La AIE estima que no hay reservas de este tipo para más de 20 años, y auguran que en el medio y largo plazo la dependencia energética seguirá inevitablemente vinculada con el Oriente Próximo.