España: puerta del gas a Europa.
10 de Junio de 2016 | Por: Marta Jurado
Por su posición geográfica, su alta capacidad de regasificación y los avances en la seguridad de suministro, España podría ser un polo clave para la entrada del gas a Europa desde África y el Océano Atlántico, según los expertos. El país destaca por el avance en la diversificación de fuentes de gas (hasta 11), que le ha ayudado a mejorar su nivel dependencia de las importaciones de este combustible. Los flujos de entrada de gas, que permiten abastecer la mitad de la demanda de este combustible, se reparten entre sus dos gasoductos con Marruecos y Argelia; y sus siete regasificadoras (que le permiten descargar GNL procedente de cualquier lugar del mundo desde los puertos especializados). También por una amplia red de comercialización, liderada por Gas Natural Fenosa, Endesa y Unión Fenosa Gas (ver gráfico 1). Solo estas tres empresas cubren el 70 por ciento del suministro, que junto a Enagás, el gestor técnico del sistema, completan la cadena de distribución y aprovisionamiento. Pero el problema llega cuando el combustible tiene que cruzar la cordillera de los Pirineos que actúa de barrera física. “Necesitamos, como en el caso de la electricidad, una mayor interconexión por tierra con Europa, donde la mejora de infraestructuras con Francia a través del proyecto Midcat es la clave para la creación de un corredor Sur-Oeste de entrada de gas hacia Europa”, reivindica la Asociación Española del Gas (Sedigas).
Las autoridades y empresas españolas han sido muy activas a la hora de impulsar estos corredores debido a su potencial estratégico, invirtiendo más de 1.000 millones de euros anuales desde el año 2000 tanto en gasoductos internos como en plantas de regasificación, hasta el punto de convertirse en el país europeo con más capacidad de regasificación. De las 22 regasificadoras que hay en Europa, 7 son españolas (en Barcelona, Cartagena, Huelva, Sagunto, Mugardos, Bilbao y Mussel), lo que proporciona una capacidad de entrada de gas desde Argelia de 21,5 miles de millones de metros cúbicos (bcm por sus sigas en inglés), y una capacidad de entrada de gas a través de sus plantas regasificadoras de 60,12 bcm, según Sedigas. No obstante, la caída de la demanda en más de un 20 por ciento desde 2008 debido a la crisis y la entrada de las renovables en la generación de energía, ha provocado que estas plantas no operen al cien por cien y se encuentren, en parte, infrautilizadas.
Además, la reforma energética de este sector en España para evitar subidas en el recibo del gas derivó en que el Gobierno retrasara la entrada en operación de varias instalaciones, al tiempo que también suspendió las autorizaciones administrativas de gasoductos planificados o modificó la retribución de cogeneradoras y almacenamientos subterráneos. Por eso el gran reto del sector es reequilibrar su oferta y demanda, así como adaptarse a los compromisos en materia de eficiencia energética y medioambiental para seguir formando parte del mix energético, en el que el gas ocupa aproximadamente el 17 por ciento del consumo. Alentados por el aumento de la demanda interna en 2015, sobre todo industrial, los expertos destacan el papel fundamental del gas en la descarbonización y en la generación térmica y eléctrica a través de las centrales de ciclo combinado y cogeneración. Sin embargo, la nueva regulación eléctrica ha incidido en el cierre de varias cogeneradoras en 2014, elemento que ha provocado un menor consumo. La salida de nuevo a este problema pasa por el fomento del uso del gas en otros sectores como el transporte, y por aprovechar sus infraestructuras internas y su seguridad de suministro avalada por la estabilidad del país y sus lazos comerciales.
Nuevos proyectos: Midcat
“España está en una muy buena posición para el futuro de la energía y el transporte”, declaraba recientemente Dominique Ristori, director general de Energía de la Comisión Europea. Además de Argelia, destacan otros países aprovisionadores como Francia (13 por ciento), los países del Golfo (9 por ciento), Nigeria (8 por ciento), Trinidad y Tobago (6 por ciento), y Perú y Noruega, con un 4 por ciento en ambos casos. Esta situación contrasta con la de la Unión Europea donde, actualmente, existen seis países que dependen exclusivamente del gas ruso. Así, la creación de un centro logístico español supone una alternativa a los frecuentes cortes de suministro ruso que se han producido en los últimos años debido al conflicto de la república ex soviética con Ucrania y permitiría liberar el exceso de capacidad español. El gran desafío de cara a los próximos años es recuperar el retraso del país en materia de interconexiones en comparación con los socios europeos, reconocido por el propio Secretario español de Energía, Alberto Nadal, para dejar de ser una “isla energética”. Un punto en el que coincide el Comisario Europeo, Miguel Arias Cañete, quien asegura que “si queremos un mercado común, donde la producción energética pueda fluir, las interconexiones deben ser una política prioritaria”.
Para ello, el foco está puesto desde hace tiempo en la construcción de nuevos proyectos de frontera como el Midcat, incorporado finalmente en el año 2013 en la lista de Proyectos de Interés Común de la Unión Europea motivados por los planes hacia un ‘Mercado Interior de la Energía’ con una inversión estimada en 470 millones de euros (ver gráfico 2). Este gasoducto unirá el norte de España con Francia a través de Cataluña, mejorando los envíos más allá de las interconexiones existentes de Larrau e Irún con Francia, y las otras dos interconexiones con Portugal: Badajoz-Campo Maior y Tuy-Valenca do Minho, agrupados bajo el término de Vip Pirineos y Vip Ibérico, respectivamente. Si el proyecto Midcat ve la luz, tendría la capacidad de aumentar por encima de los 15 bcm la capacidad de interconexión (12,7 bcm/ a en sentido norte Sur y 14,3 en sentido Sur Norte), según la Agencia Internacional de la Energía. El impulso a este proyecto se vio reforzado el pasado marzo de 2015 en la Cumbre de Madrid, cuando por primera vez se sentaron los países interesados (Francia, España y Portugal) y firmaron acuerdo de financiación.
Así, la Comisión Europea concedió fondos de 5,6 millones de euros para llevar a cabo estudios para el desarrollo del proyecto, considerado como el “nuevo canal de aprovisionamiento”, lo que supone un paso más hacia el inicio de su construcción. De esta cantidad, 1,5 millones de euros del Plan Juncker de Inversiones, los recibirá Enagás, encargada del trazado de 104 kilómetros en el lado español, y 4,15 millones de euros para TIGF, la operadora francesa que construirá los 120 kilómetros restantes. Enagás está presente así en los dos principales corredores de gas europeos: el Southern Corridor, con su participación en el TAP (Trans Adriatic Pipeline), que permitirá traer gas a Europa procedente del Mar Caspio a través de Grecia, Albania e Italia y, por otro lado, en el Western Corridor, que incluye el proyecto Midcat. “Un proyecto clave para la conexión con Europa y que abre la posibilidad de conectar potencialmente el gas que llega a España desde Argelia”, según señalaba el presidente de Enagás, Antonio Llardén en un reciente encuentro sobre interconexiones energéticas organizado por EnerClub. También Sedigas considera que “es muy importante que nuestro país cuente con interconexiones reversibles con Europa que permitan el flujo de gas desde nuestro país al continente, y también el flujo inverso que permita diversificar aún más el suministro español. Confiamos en que para 2020 el MidCat sea una realidad”.
Entre los proyectos prioritarios también se incluyen las mejoras en las interconexiones con Portugal por Zamora y Mangualde, que se prevé podrían estar listos de cara a 2020 y el mantenimiento de la conexión con Marruecos y Argelia.
Proyectos de Interés de la Comisión Europea
Gas Natural Licuado por mar
En el horizonte está también el aumento de envíos de Gas Natural Licuado por vía marítima, lo que hace que España pueda posicionarse como un hub de GNL en el Mediterráneo y en el Atlántico. De lado de las importaciones, el 47 por ciento del gas que entró en España lo hizo en forma de Gas Natural Licuado, mediante buque metanero, mientras que el 53 por ciento restante lo hizo por gasoducto, procedente en su mayor parte del norte de África, via el gasoducto Medgaz, que une Argelia con Almería. Ya en tierra, “España cuenta con las infraestructuras necesarias (gasoductos y regasificadoras) para convertirse en una gran puerta de entrada del gas natural que suministre al centro y norte de Europa”, opinan desde Gas Natural Fenosa, uno de los mayores operadores de Gas Natural Licuado del mundo. De hecho, en 2014 España fue el país con mayor volumen de GNL reexportado en el mundo, con un 60 por ciento del total, según Sedigas. Un dato que va en línea con el objetivo de la Comisión Europea de que el 10 por ciento del gas europeo venga por vía marítima, partiendo de la base de que la Península Ibérica (España y Portugal) tiene 7 de los 20 puertos de gas de la Unión Europea.
“El esfuerzo para desbloquear las conexiones por tierra también debe ir acompañado de la apuesta por el transporte por barco, en especial tras los últimos descubrimientos de shale en Egipto y la incorporación de importantes productores como Estados Unidos o Australia”, opina Dominique Ristori. Prueba del potencial futuro del transporte de GNL ha sido la llegada en abril del primer cargamento de shale gas estadounidense a la Península Ibérica a través de la terminal de Sines en Portugal. Se trata de la primera entrada a Europa de shale norteamericano, desde que el país decidiese permitir las exportaciones de crudo y son ya varias las empresas que lo han comprado (ver cuadro 3).
También otras regiones van a elevar considerablemente sus importaciones de gas, como Asia o América Latina. Esta última, cuenta con un 43 por ciento de las reservas de gas natural a nivel mundial. Por tanto, los países productores de la zona se perfilan como importantes exportadores de gas vía marítima. Trinidad y Tobago y Perú son exportadores relevantes de gas natural pero otros países como Venezuela o Brasil cuentan con amplias reservas probadas y el potencial es aún mayor por los importantes hallazgos onshore y offshore de los últimos años. Los operadores españoles han logrado una gran implantación en el mercado del gas de América Latina, lo que podría favorecer los intercambios con el otro lado del Atlántico.