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Las cooperativas energéticas ganan adeptos en España.

The Wall Street Journal

 http://online.wsj.com

Por ANNA PÉREZ

15, 01.2014

MADRID (EFE Dow Jones)--El descontento de los ciudadanos españoles hacia las eléctricas y hacia la gestión del Gobierno en materia energética ha alcanzado niveles nunca vistos y muestra de ello es la creciente popularidad de las cooperativas de energía renovable que, a modo de David, le plantan la cara al Goliat eléctrico.

En menos de tres años, cerca de 13.500 españoles han dejado de ser clientes de las comercializadoras de las grandes eléctricas españolas para convertirse en socios de la catalana Som Energia, la andaluza Zencer y la vasca Goiener, que aspiran a cambiar el modelo energético actual contaminante y centralizado a otro de energía limpia y descentralizada. Dos cooperativas más, una en Cantabria y otra en Galicia, se sumarán a estas iniciativas en los próximos meses.

Mediante un desembolso único de alrededor de 100 euros, estos cooperativistas energéticos se han convertido en socios de pleno derecho de estas empresas sin ánimo de lucro y participan activamente de todas sus decisiones y actividades.

Actualmente, su ámbito de actuación es la comercialización de electricidad 100% verde, es decir, gestionar la factura del consumidor y garantizar el origen renovable de su suministro.

Pero el objetivo final es poder generar toda la energía que los socios demandan.

"Lo que queremos es que el consumidor recupere el control sobre un bien básico como es la energía", explica Alex Lópex, uno de los fundadores de Goiener, que en solo un año ha conseguido superar los 1.000 socios.

En las cooperativas se decide por asamblea y se reinvierten los escasos márgenes de sus operaciones en la propia organización, sin gastar en publicidad y marketing, en sueldos a directivos o en oficinas mastodónticas. En comparación, las principales eléctricas que operan en España registraron entre enero y septiembre una ganancia neta en conjunto de más de 5.700 millones de euros.

En España, tanto la generación como la comercialización de electricidad están concentradas, en un 80% y en un 90% respectivamente, en las manos de las cinco grandes eléctricas del país.

"El camino que hemos emprendido no ha sido precisamente de rosas, porque estamos abriéndonos paso en una actividad que está muy concentrada", explica Francisco Javier Porras, presidente de la malagueña Zencer, la última de las tres cooperativas en comenzar a comercializar electricidad en España, en enero del año pasado. A día de hoy cuentan con 400 socios.

Para Som Energia, el crecimiento de socios en el último año ha sido exponencial. "En septiembre de 2012 no llegábamos a 4.000 socios. En un año se nos han unido cerca de 8.000", explica Juan José Fuentetaja, portavoz de la cooperativa en Madrid. Para garantizar la participación activa de sus socios en las decisiones, Som Energia ha creado una estructura de quince grupos de trabajo locales en todo el territorio español.

Por lo general, los socios de las cooperativas son personas con inquietudes medioambientales y un cierto grado de animadversión hacia las eléctricas, que han convertido a las energías renovables en el "chivo expiatorio" del principal problema del sistema eléctrico español: el déficit de tarifa, explica López, de Goiener.

A pesar de que los consumidores españoles pagan unos de los precios más caros de Europa, el Gobierno ha permitido que la factura siguiera encareciéndose con el objetivo de incrementar los ingresos del sistema eléctrico para poder cubrir sus crecientes costos, atribuidos a las primas que se concedían a las instalaciones renovables.

Sin embargo, según un reciente estudio de la consultora internacional Grayling, "nunca hasta ahora" un barómetro de la confianza del ciudadano español hacia una industria había mostrado tal grado de desconfianza, superando incluso a la banca.

Las cifras son contundentes y muestran el rechazo frontal a la opacidad en la fijación de precios de la electricidad, al consistente agravio para los consumidores y a la estigmatización de las energías renovables: el 95% opina que el Gobierno es "muy" o "bastante" culpable del alto precio de la electricidad y no las energías renovables; un 97,5% apuesta por potenciar las energías renovables e incluso un 54% estaría dispuesto a pagar más por ello.

No obstante, desde las tres cooperativas advierten que unirse a ellas no es una opción si lo que se persigue es bajar la factura. Los costos de la comercialización son tan pequeños que no se pueden garantizar ahorros significativos. Ahora bien, sí aseguran que el recibo no será más caro.

Las cooperativas energéticas no son una novedad en Europa --donde, según la organización REScoops, existen más de 2.000, la mayoría de ellas en Alemania y Dinamarca--, ni en España. Su origen histórico se remonta a principios del siglo pasado, cuando no existían los actuales sistema de generación centralizada y redes de distribución que a día de hoy abastecen a países enteros. En las zonas más alejadas de las grandes ciudades surgieron cooperativas, que poblaron el territorio de una infinidad de pequeñas islas energéticas. En España, todavía sobreviven algunas de ellas, como la cooperativa de Crevillent, en Alicante, que funciona desde 1927.

Las nuevas cooperativas, sin embargo, surgen como reivindicación de un consumo energético 100% renovable, aunque los obstáculos del Gobierno español a la puesta en marcha de nuevos megavatios verdes han impedido a Goiener y Zencer cumplir con este objetivo. Sólo Som Energia actúa en los dos ámbitos --comercialización y producción-- porque logró poner en marcha cinco proyectos fotovoltaicos antes de que el Gobierno decretase una moratoria sobre las nuevas instalaciones renovables en enero de 2012.

A día de hoy, la cooperativa catalana abastece a 1.300 familias, gracias a esas plantas que financiaron sus propios miembros con más de 3,5 millones de euros. Sin embargo, actualmente no están captando más fondos por la paralización de las primas a las nuevas instalaciones renovables, señala Fuentetaja.

Aunque la inviabilidad de llevar adelante proyectos renovables en España les impide alcanzar su meta de forma orgánica, estudian alternativas como la restauración de centrales mini hidráulicas abandonadas o la compra de plantas fotovoltaicas en riesgo de quiebra.

Mientras tanto, acuden al mercado a comprar electricidad para abastecer a sus socios. Posteriormente, y para garantizar que en el sistema eléctrico se inyecta el mismo volumen consumido por sus socios en forma de energía renovable, acuden a pequeños productores y les compran certificados verdes emitidos por el regulador energético. "De esa manera, el dinero que pagas por la electricidad va a parar sólo a productores renovables", añade López, recalcando la importancia de la proximidad y el efecto colateral de cohesión social que tienen las cooperativas.

"La gente demanda cercanía. El cara a cara es muy importante, especialmente en un mercado, el eléctrico, tan difícil de entender", enfatiza.

Aunque las cifras son modestas en relación al mercado, no hay que subestimar su potencial.

En un informe reciente sobre el sector eléctrico, PwC situaba "la aparición de un cliente más activo y con capacidad de decisión" como uno de los tres elementos disruptivos del actual modelo de negocio del sector.

Según esta encuesta a directivos de las principales compañías energéticas del mundo, un 65% de los ejecutivos califican a sus clientes como "pasivos" y un 41% cree que en diez años este perfil habrá cambiado por completo.

Quizás sea esta la lección que las cooperativas energéticas puedan estar enseñando a las grandes eléctricas.

Categoría: Electricidad