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Una refinería fantasma en Algeciras resalta un interés iraní para el que no hay recursos españoles

Las petroleras europeas padecen un exceso de capacidad de refino con los niveles actuales de demanda.

Carlos Schwartz

El viceministro de Petróleo de Irán, Abbas Kazemi, anunció en la segunda semana de enero el interés de su país por una refinería en España que estaría negociando con empresas de este país. El anuncio desató un cierto furor informativo pese al cual no hay indicios concretos de progreso. Una semana después el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, ratificó en Bruselas que se negociaba un acuerdo con Irán para el desarrollo en Algeciras de ese proyecto. El alcalde de Algeciras,  José Ignacio Landaluce, tardó pocas horas en saltar al ruedo para afirmar que era sabido desde hacía tiempo que existía un interés por parte de la empresa de refino y distribución Niordc de Irán por establecer una refinería en España que para materializarse dependía del levantamiento de las sanciones a ese país.

Llama la atención esta aparición destemplada de una personalidad política que ha mostrado manifiesta incapacidad por conseguir que el Puerto de Algeciras cuente con una conexión ferroviaria adecuada a su tráfico pese a las reiteradas promesas del Ministerio de Fomento bajo el gobierno del Partido Popular. Por su parte fuentes del sector petrolero en Londres señalaron a ICNreport que: “Será interesante ver como piensan financiar ambas partes ese proyecto”.

Una de las fuentes consultadas señaló que: “Irán tiene interés en el desarrollo de refinerías fuera de su país como cabecera de puente para colocar su producción, es una estrategia desarrollada por los exportadores de petróleo que se pueden dar ese lujo”. La fuente explica que Teherán ha considerado muchos destinos posibles para la construcción de una refinería, pero que la cuestión central es la financiación. Irán no está en condiciones de abarcar un proyecto de esta envergadura.

“Sería verdaderamente una gran sorpresa que un país asfixiado por la falta de divisas, con el precio del crudo en caída libre, y tras años de ver sus exportaciones impedidas por las sanciones internacionales reúna el capital necesario para construir una refinería en España. Una refinería es un complejo industrial cuyo coste para una producción diaria de entre 150.000 y 200.000 barriles es difícil que baje de los 3.000 millones de euros, y su precio real de mercado es del orden de los 5.000 millones”, añadió la fuente. Lo llamativo es que del lado español la contraparte que ha promovido las negociaciones sea una empresa que carece de la capitalización necesaria para pensar siquiera en el proyecto. De acuerdo con las fuentes oficiales la negociadora sería una empresa andaluza.

En medio de la algarabía informativa se ha mentado a una empresa con sede en Córdoba como la promotora ante Irán del proyecto. Se trata de Magtel, que tiene en el registro mercantil 31 registros de sociedades que ya no están vigentes y otros 11 registros vigentes que van desde el tratamiento de aguas al de portador neutral de señal por cable pasando por las energías renovables. De los depósitos de cuentas de algunas de estas sociedades, como Magtel Industrial, surgen pérdidas en 2013 y 2014 y un volumen de negocio en caída libre. Ninguna de las dos principales petroleras que operan en España está interesada en el proyecto y por lo tanto no piensan participar.

Por añadidura, la capacidad de refino en España supera con creces la demanda interna. Es probable que Irán recupere su cuota en el mercado español que era hasta antes de las sanciones del 12%. Lo que ya no es creíble es que los capitales españoles con epicentro en la cordobesa Magtel aporten el dinero necesario para el desarrollo del proyecto. Así que, mientras arrecian los casos de corrupción que se extienden como una mancha de aceite por toda la superficie del Partido Popular, García Margallo y el senador-alcalde Landaluce parecen haber sido víctimas de un cuento de las “Mil y una noches”.

A los efectos de los intereses españoles la aspiración por parte del señor Margallo de intercalar a su Gobierno como interlocutor ante Teherán para el reparto potencial de negocio internacional  logrando además la entrada de empresas españolas en aquél país constituye un interés lógico al que ha llegado un poco tarde. Sobre todo teniendo en cuenta que los competidores de Alemania, Francia, Italia o Reino Unido -sin contar las petroleras e ingenierías estadounidenses- lo vienen haciendo desde bastante antes del levantamiento de las sanciones en previsión de que eso ocurriría. Las grandes petroleras de todo el mundo llevan visitando Teherán desde hace al menos 12 meses.

No sorprendería en cualquier caso que algunas empresas españolas como ingenierías o fabricantes de bombas para el sector petrolero, como la guipuzcoana Ampo, volvieran al mercado iraní ahora que el levantamiento de las sanciones ha disipado la amenaza de comerciar con el país. Es indudable que el negocio del refino se ha reforzado con la caída de los precios del crudo en la medida que las refinerías pueden adquirir el crudo a bajo precio, y ganar un margen significativo con la venta de los productos del petróleo en el mercado interior o con la exportación a otros mercados. El problema es que con un barril de crudo a 30 dólares el camino que inevitablemente va a recorrer esta materia prima en el futuro, aunque sea distante, es al alza. Esto en perspectiva puede hacer menos atractivo al negocio.

Por otra parte, los bancos se han retirado del negocio del petróleo, y de las materias primas en general, por la alta volatilidad de los precios en ese mercado y el riesgo de quebranto de las petroleras que van a sufrir en el futuro inmediato una revisión a la baja de sus calificaciones de riesgo. Irán tiene un lucro cesante por las sanciones de 40 millones de barriles de crudo que están almacenados en su flota de buques tanque. En el supuesto que se trate de barcos de la clase Suezmax, esa cifra de barriles equivale a 40 naves es decir a una cifra de 1.200 millones de dólares con un barril a 30 dólares.

Dentro del lucro cesante se debe además contabilizar una fuerte reducción del ritmo de producción para que los excedentes no superaran su capacidad de almacenamiento de crudo, ante la imposibilidad de venderlo. Irán necesita volcar sus recursos a incentivar la producción de crudo con nueva exploración y perforación. Para este esfuerzo además mantiene negociaciones con las grandes multinacionales del petróleo porque carece de los recursos necesarios para incrementar la producción a los niveles necesarios para equilibrar su balanza comercial seriamente afectada por las sanciones y la caída del precio del crudo. Estos son algunos de los elementos que hacen pensar a las fuentes del mercado del petróleo que la maniobra informativa hispano-iraní tenga motivaciones políticas y esté viciada de nulidad.

icnr.es

Categoría: Hidrocarburos