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Un número creciente de empresas y operadores petroleros asumen la persistencia de los bajos precios.

Carlos Schwartz .

La reducción de deuda se ha convertido en la estrategia dominante para empresas de materias primas.

Un número creciente de empresas petroleras y operadores del mercado del crudo se han resignado a un periodo prolongado de precios bajos para el hidrocarburo. “Es indiscutible que el problema de fondo ha sido una caída de la demanda encubierta durante cerca de dos años por la especulación en el petróleo llevada adelante por los grandes bancos de inversión. Y lo que sospechamos es que los bancos mantuvieron el pulso con sus posiciones largas a la espera de que se recuperara la demanda en Asia, en especial en China. Cuando vieron que eso no ocurría liquidaron sus posiciones y aceleraron la caída del precio del crudo. Eso pasó entre mayo y junio de 2014”, afirma un alto ejecutivo de una empresa que opera en el mercado del crudo en Europa y Asia. Lo que este ejecutivo omite es que sostener los precios de los hidrocarburos a niveles de vértigo era una cuestión central para la banca de inversión y de negocios, no solo por sus posiciones especulativas, sino además porque son acreedores de una inmensa deuda de las empresas petroleras. La incertidumbre sobre la reducción de la producción de crudo en Estados Unidos sigue gravitando mientras sobre los pronósticos de los analistas. En particular acerca de cuánto tiempo más los precios seguirán en la banda de los 50 dólares el barril, virtualmente un tercio de su precio de junio de 2014.

La semana pasada, la Administración de la Información de la Energía de Estados Unidos echó un nuevo jarro de agua fría sobre los más optimistas. De acuerdo con los datos completos disponibles para julio, difundidos al cierre de la pasada semana, la producción de crudo creció ese mes respecto del anterior en 94.000 barriles diarios lo que equivale al 1% mientras que respecto del mismo mes un año antes el incremento fue del 7%. Si se miran las cifras en detalle se puede ver que el crecimiento no se ha registrado en las cuencas de crudo y gas no convencional con alguna excepción rara. El mayor incremento se ha registrado en la extracción en aguas del Golfo de México con un aumento del 10,2% respecto de junio y del 10,9% respecto de un año antes. Esto es indicativo de que los incrementos se están registrando por la entrada en producción de proyectos anteriores al desmoronamiento de los precios del crudo en el mercado internacional. También da cuenta de que el objetivo de la OPEP, sacar del mercado a los productores cuya eficiencia depende del precio del crudo, se está logrando pero no por ello la producción estadounidense se orientará a la baja de inmediato. La entrada en producción de inversiones decididas mucho antes que los precios cayeran están pesando en el balance productivo.

La evidencia de que los precios se van a mantener bajos por un periodo difícil de predecir, pero que será cuando menos de medio plazo, ha desatado en el sector petrolero primero la drástica reducción del gasto, luego la congelación de proyectos, y finalmente la venta de activos. “La consigna es generar caja y reducir deuda porque en este escenario no se pueden soportar las cargas financieras excesivas y por otra parte porque los analistas que mueven la bolsa están tomando muchas decisiones de inversión sobre la base de la relación deuda/ingresos brutos”, afirmó un ejecutivo de una empresa del sector que opera en el Mar del Norte en una entrevista telefónica. Los altos precios del crudo alimentaron el endeudamiento del sector durante un periodo prolongado. “No había banco que no ofreciera dinero a la industria del petróleo durante todo el ciclo de incremento de precios del crudo” afirma la fuente. El resultado fue que la deuda se multiplicó por 2,5 en un breve periodo de tiempo.
“Todo el mundo se llenaba la boca con el superciclo de las materias primas y pronosticaba de forma más que alegre un ciclo inagotable. La fiesta ha terminado”, concluye.

De acuerdo con datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) el saldo vivo de bonos de la industria del petróleo y el gas creció desde 455.000 millones de dólares en 2006 hasta los 1,4 billones en 2014, es decir un ritmo de incremento del 15% anual. Por su parte los créditos sindicados al sector alcanzaron el año pasado su punto máximo con unos 1,6 billones de dólares desde los 600.000 millones de dólares en 2006, lo que representa un ritmo anual de aumento del 13%.
En términos generales el stock de deuda de las empresas del sector de la energía ha aumentado más rápido que el resto de los sectores. La deuda emitida por las empresas petroleras y de la energía representa el 15% tanto de la deuda de alta calificación como de la de alto rendimiento en los principales índices de deuda estadounidenses, comparado con menos del 10% hace solo cinco años, señala el BIS.

Según el BIS, el 40% de la deuda del sector petrolero la concentran empresas estadounidenses. Otros grandes deudores son las empresas petroleras estatales de economías emergentes como Brasil y Rusia. Una de las consecuencias del precipitado ajuste de precios del crudo, que se ha hecho un fenómeno persistente, es de un lado la necesidad de las empresas de mantener y en algunos casos incrementar la producción para preservar los flujos de caja que les permitan hacer frente a los vencimientos de su deuda. Esta política es procíclica y contribuye a la caída de los precios internacionales. Una parte del endeudamiento de las empresas está relacionado con el pago de dividendos a los estados soberanos propietarios. Aunque este modelo no se limite a las empresas de propiedad estatal. Incumbe también a las privadas en las que los accionistas de control tienen tal dependencia de los ingresos de su participada que no pueden resistir una caída del dividendo y apelan a la deuda para mantenerlo.

Un tercer grupo en el sector del petróleo y las materias primas está formado por las empresas que han hecho adquisiciones significativas poco antes de que finalizara el ciclo alcista en el sector. Uno de los ejemplos más recientes ha sido la imparable caída de la cotización de las acciones de la gran empresa de materias primas Glencore que se ha deslizado un 70% en un año. El motivo esencial de las dudas sobre la empresa no se centran en su dependencia de los mercados del zinc, cobre y carbón en los que opera -todos ellos en franca caída- sino en el volumen de su deuda tras la adquisición de la minera X-strata. La compra se hizo con acciones, pero en la adquisición Glencore asumió una deuda de 15.000 millones de dólares de la minera que se han sumado a la deuda propia para dar como resultado una posición deudora de 30.000 millones de dólares que supera la deuda de las tres grandes mineras mundiales tomadas individualmente: Anglo American, BHP Billiton y Rio Tinto en orden decreciente de deuda.

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Categoría: Hidrocarburos